martes, 20 de septiembre de 2011

NO HAY VIRIDIANA SIN HALMA

Un 20 de septiembre de 1946 se inauguró el Primer Festival de Cine Internacional de Cannes; tal vez el más famoso y prestigioso de Europa, donde cada año más de 2000 películas son propuestas para su exhibición. Pero su Palma de Oro es un privilegio reservado para títulos tan especiales, como La dolce vita (1960), El pianista (2002), Pulp Fiction (1994), Apocalipsis Now (1979), Taxi Driver (1976)… o nuestra Viridiana de Luis Buñuel en 1961.

Hemos encontrado algún caso más de aficionados al cine y los libros (me incluyo el primero) que durante mucho tiempo pensaron que la historia de Viridiana recreaba una novela de Galdós del mismo nombre (lo habría jurado…) Y todo se debió probablemente a la reunión de circunstancias de algún título que suena parecido (Tristana), y cierta estética en la cinta algo galdosiana por la concepción de una sociedad decadente o esa dosis generosa de naturalismo y acidez. Pues para los que hayan permanecido en el mismo error les advierto que un blog del escritor catalán Juan Carlos Planells me descubre que la obra que, realmente, sirvió de inspiración a la hora de preparar el guión de Viridiana se titulaba Halma, y era de … Galdós¡¡¡ Y resulta que Halma es una de las novelas más desconocidas, y que, con diferencias ideológicas de bulto, cuenta también la historia de una aristócrata aburguesada que se da a la filantropía con un terrible resultado. Tal vez una de las diferencias más evidentes será que en el caso de Halma su objetivo final es la fundación de un monasterio vinculado a una colección de figuras que parecen sacadas de... alguna película de Buñuel: un anarquista que se vuelve santo, una santa que termina casada, la casada que entra en votos, un cura que podría confundirse con Don Quijote… Cosas de película.

No hay comentarios:

Publicar un comentario